
Terapia Neural

La terapia neural junto con la modulación neuromuscular y la odontología neurofocal forma parte de la Medicina para la Autoorganización. Se trata de una medicina diferente, se nutre de los conocimientos aportados por la medicina clásica pero incorpora conceptos y recursos terapéuticos innovadores que los amplían y enriquecen. Considera a la persona una unidad única imposible de dividir en órganos o sistemas.
La terapia neural es sumamente útil en personas con problemas persistentes o recurrentes, rebeldes a los tratamientos convencionales.
La terapia neural tiene su origen en la medicina rusa, Pávlov (premio Nobel), Vischñevsky, Bykov, Speransky y en la medicina alemana, Spiess, Huneke, de principios y mediados del siglo XX.
Es inefectiva cuando se llega tarde. Cuando ya no quedan reservas en la persona enferma. Cuando está agotada su capacidad de respuesta por la propia enfermedad o por la intoxicación farmacológica que bloquea las posibilidades de recuperar el equilibrio perdido. No obstante, no hay forma de poder saber anticipadamente un resultado. Antes de llegar a la conclusión de inefectividad es necesario intentar todas las posibilidades.
¿Qué beneficio aporta la revitalización de esas áreas?
Cuando el tejido enfermo, lesionado o cicatrizado recupera su vitalidad deja de interferir al resto del organismo y éste empieza a funcionar armónicamente. Es decir facilita la autoorganización del sistema.
¿Por qué?
Porque lo que se mantiene es el nuevo estado de organización que logra el organismo tras el estímulo, pese a que el medicamento haya desaparecido mucho tiempo atrás. De la gravedad del desequilibrio depende el número de aplicaciones necesarias. Con cada aplicación la duración del efecto se extiende hasta llegar en la mayoría de los casos a la resolución del problema.
Utilidad terapéutica
-
Dolor agudo. Dolor persistente.
-
Otros síntomas persistentes de todos los órganos y sistemas
-
Reactivación y recuperación de reservas y capacidades
-
Recarga energética de los sistemas corporales
-
Revitalización general
-
Reparación de tejidos lesionados
-
Regulación de funciones alteradas
General:
Distonía neurovegetativa, pánico, temor, angustia, fobia, inestabilidad emocional o física, trastornos del sueño
Hormonal/metabolismo:
Hipófisis, tiroides, estrógeno, prolactina, progesterona, insulina (glucemia), cortisol, andrógeno, colesterol, lípidos, hiperhidrosis, sequedad de piel o mucosas, sensación excesiva de frío o calor
Digestivo:
Estómago, hígado, vesícula, páncreas, intestino, ano
Respiratorio:
Anginas, broncoespasmo, asma, dificultad para respirar, tos, bronquitis crónica
Cardiovascular:
Presión arterial, arritmias, circulación periférica, infarto de miocardio
Urinario:
Micción imperiosa, incontinencia, próstata, infecciones
Genital femenino/masculino:
Menstruaciones dolorosas, infecciones, problemas sexuales
Sistema nervioso central:
Amnesia, pérdida de concentración, insomnio, confusión, epilepsia, movimientos involuntarios, secuelas de ACV
Sistema nervioso periférico:
Dolor, neuralgia, neuropatía, polineuritis, mareo, vértigo, visión, audición, gusto, olfato
Piel:
Eczema, herpes, úlcera
articulaciones:
artrosis, artritis, hernia de disco
Músculos-tendones-huesos:
Dolor, pérdida de la movilidad, contractura, calambre, osteoporosis, fractura